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Cinco cosas que hay que hacer para sacar lo mejor de un equipo

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En realidad se me escapó. No es que haya querido hacer alarde. Pero lo dije. Le dije al dueño de la empresa: “Hemos promovido y le hemos dado mayores responsabilidades a todos, tanto que la señora de la cocina ahora maneja el sistema informático”. El hombre, obviamente, se quedó helado.

Que la señora que antes nos preparaba el almuerzo y se encargaba de la limpieza, ahora además manejara algunas funciones de SAP (el sistema informático que utilizaba la empresa), le generó cierta desconfianza. Por supuesto, las que manejaba eran funciones de pedidos relativamente accesibles y sin que implicaran un riesgo para el funcionamiento. Además, lo hacía muy bien.

Todas las personas en mi área habían asumido responsabilidades nuevas y mayores y estaban demostrando en sus trabajos que sus capacidades y talentos eran mucho mayores que lo que se sospechaba hasta entonces. Pero el de Mari, claro, sonaba como el caso más dramático.

Lo cierto es que, si me fue bien en ese trabajo, fue básicamente porque la gente que trabajaba conmigo aumentó sensiblemente la calidad de su trabajo y la cantidad de éxitos que produjeron.

El ambiente los favoreció, por supuesto. Yo me encargaba de alentarlos, apoyarlos, conseguirles recursos y sacar de su camino todos los obstáculos que fuera necesario.

Uno es tan bueno y exitoso como la gente que tiene en su equipo. Y es por eso que potenciar el equipo, encontrar el mejor perfil, el mayor talento de cada uno de sus miembros, es la actividad más importante por lejos que puede realizar cualquier gerente o directivo.

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En realidad, no es tan difícil. En mi opinión, estas son las cinco cosas que tienes que hacer para sacar lo mejor de un equipo:

  1. Preguntar. Es lo que hay que hacer desde el primer día y mantenerlo hasta el último. TODOS tienen algo valioso que ofrecer. Y la mayoría de las veces, esas ideas o perspectivas han sido pasadas por alto, negadas, incluso despreciadas. Ese es el tesoro oculto que hay en todas las empresas. La experiencia y conocimiento de su gente que aguarda ser descubierta por alguien que la valore. La mayoría de las veces la gente de una empresa sabe como resolver muchos de sus problemas. Hay que darle la oportunidad de que lo digan. Y escuchar con atención.
  2. Estar abierto. La ideas que se proponen (las que vas a escuchar), no siempre van a ser las que esperas o las más ortodoxas. No importa. Justamente esas ideas suelen ser las que, cuando funcionan, mayores beneficios traen. Justamente porque son poco convencionales, más innovadoras, si se quiere. El criterio (y la responsabilidad) para decidir que se puede intentar y qué no, siempre va a ser tuyo. Pero para no desechar rápidamente las ideas valiosas, debes escuchar con la mente abierta.
  3. Inspirar confianza. La gente debe percibir no sólo que puede hablar, sino que se la escucha. Que puede hablar en confianza. Cuando eso sucede uno transforma la frustración pasada de alguien que nunca fue escuchado o no pudo hablar en un ambiente seguro, al entusiasmo de alguien que piensa “por fin me escuchan”. Pero para eso se requiere algo de tiempo. A mayor frustración pasada, más tiempo requerirá la persona para abrirse y hablar libremente.
  4. Ofrecer ayuda y apoyar. Este es el paso siguiente. Una vez que escuchas una buena idea y que decides que vale la pena ponerla en práctica, debes darle a esa persona responsabilidad (algún grado, al menos) y apoyo. Debe tener los recursos, apoyo de los niveles superiores de la empresa (o manejarse con discreción 😉 ) y debes ayudarla a remover todos los obstáculos que se presenten y que podrían detenerla. Aquí es donde la confianza se refuerza. Si ven que haces lo que dices. Que esta vez va en serio. Que de verdad crees en lo que te propuso.
  5. Surfear el entusiasmo. Llegado este punto y especialmente cuando has hecho esto con varias personas de tu equipo, vas a presenciar un aumento de entusiasmo como no habías visto nunca. La actitud de las personas de tu equipo (aún aquellas que no estén directamente relacionadas con los proyectos nuevos), va a mejorar notablemente. Esto se palpa y es la mejor oportunidad para mantener y acrecentar ese “momentum”, esa inercia de entusiasmo y optimismo. Es una bola de nieve y hay que dejar que crezca sin que se aparte de su curso.

Este tipo de cosas suenan como demasiado buenas, ¿no? Cómo las frases polìticamente correctas que “hay que decir”. Y de hecho a veces se dicen por ese motivo, no por convicción.

Sin embargo, yo tengo la suerte de haberlas probado y saber que funcionan en la práctica. Pocas cosas hay más satisfactorias que esa. Y, extrañamente, pocas cosas hay que te den una ventaja mayor en el mundo empresario. 

¿Sabes por qué? Porque como pocos creen en esto, pocos lo intentan. Pocos lo ponen en práctica. Y cuando tú lo haces y las cosas te salen bien y tienes éxito, muchos te miran y se preguntan: “¿cómo lo hace?”.