Pep Guardiola es una de las personas a las que se observa cuando se quiere conocer cuál es la psicología del líder, cuáles son las características de personalidad que hacen a alguien mejor conductor de un equipo.
Por supuesto, Pep no se dedica (aún) a formar líderes o a difundir cuál es su método para hacerlo. Es todo experiencia y todo práctica. De manera que la forma de conocerlo es a través de sus declaraciones y sus frases más reconocidas.
Estas cinco lo pintan de cuerpo entero y de paso te dejan importantes lecciones de liderazgo.
1. “Eres bueno y sabes que eres bueno. Yo soy un gran defensor del ser humano y creo mucho, mucho, mucho en él. “
Confianza. Todo comienza por aquí. Transmitir confianza a cada integrante es la forma de reforzar su autoestima y la autoestima es el elemento esencial del rendimiento. Al contrario, demoler la confianza de un jugador (o de cualquier miembro de un equipo) es destruir sus recursos y aplastar su rendimiento. Tu equipo debe saber que confías en él. Cada miembro del equipo individualmente.
2. “Perdonaré que no acierten, pero no que no se esfuercen.”
Exigencia. Si bien eres bueno no hay ningún motivo para que no te esfuerces. Te lo voy a pedir y te lo voy a exigir. Partir de reconocer, sin restricciones, la capacidad de tus dirigidos es lo que te dará la posibilidad de exigirles. Deben saber, deben estar convencidos primero de que son capaces. Eso les hará aceptar la exigencia como algo natural y justo.
Es un delicado equilibrio de confianza y exigencia, que Pep ilustra con otra frase suya: “El secreto de este equipo son los jugadores. Les hago correr y que jueguen todos. Son muy buenos. Mucho trabajo. Cuando no corren les denuncio y como no les gusta, corren.”
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3. “¿Yo gané cuatro clásicos como entrenador? No, nosotros los ganamos.”
Reconocimiento. Tus “jugadores” saben que son buenos. Saben que les vas a exigir. Pero deben estar seguros también que vas a reconocerles su esfuerzo y sus éxitos. Nada desmoraliza más que un líder que “se roba” el mérito de sus dirigidos. Y nada motiva más que un conductor exigente pero generoso en la victoria. El que gana es el equipo. Siempre.
4. “Siempre nos habían dicho “no, es que todos sois iguales”, el entrenador, “para mi todos sois iguales”, y es la mentira mayor que existe en el deporte. No todos son iguales, ni todos tienen que ser tratados igual.”
Tacto. Claro que no todas las personas son iguales y por lo tanto es evidente que no se les puede hablar a todos de la misma forma. El líder es un poco un psicólogo. Sabe como provocar cuando es necesario y cómo dar una palabra de apoyo. Sabe cuando se puede exigir y cuando hay que aflojar. Sabe qué puede ofender a alguno y no le molesta a otro. Esto requiere, por supuesto, conocer muy bien a tu equipo. Y tomarte el tiempo para pensar cómo decir las cosas, como lograr acuerdos con ellos.
5. “Yo no he encontrado aun a un futbolista, a un deportista de alto nivel, que no le guste aquello que hace.”
Pasión. Este es el terreno común entre el líder y el equipo, la pasión por lo que hacen. El líder siempre apela a los objetivos y sueños compartidos, a lo que todos buscan, al placer que encuentran en eso que hacen. Eso es lo que justifica el esfuerzo, la exigencia, es el motor de la perseverancia.
Es cierto que esto es más fácil hacerlo en el fútbol que en un trabajo más convencional, donde la pasión no se encuentra con tanta facilidad. Pero, si es así, si no encuentras pasión ni tú ni tu equipo por lo que hacen deberán encontrarla, en ese o en otro trabajo.