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Un producto para cada tribu

La columna de La Capital que publico este domingo:

Picnic Gourmet y otras delicias

Con el barril de petróleo a 70 dólares y una agresiva competencia de precios es lógico que las aerolíneas sirvan un catering cada vez más pobre. Alguien sale de un hotel de categoría, donde anoche ha cenado un refinado salmón rosado con crema de aceitunas, le llaman un taxi para ir al aeropuerto y una hora después se sube a un avión donde almuerza (en el mejor de los casos), una minúscula pechuguita seca con una mini-tortilla de papas al lado. ¿Suena conocido? En algunos hoteles europeos y asiáticos el viajero de marras no tiene ese problema, ya que el establecimiento donde se aloja le prepara su exclusivo “picnic gourmet”, para que pueda degustar tranquilamente en el avión.

El Ritz-Carlton y el Península, entre otros, le ofrecen este servicio a sus clientes. Uno puede encargarse un atún mechado con hinojos y rematado con pistachos y gajos de naranja o un jamón con mozzarella “in carrozza” coronado con lechuga arúgula, pero “para llevar”.

Aún teniendo en cuenta que los incipientes vuelos internacionales que salen por Fisherton son relativamente cortos, los pasajeros sufren las mismas limitaciones en el catering de a bordo. No se sorprendan si los hoteles locales o alguna empresa gastronómica adoptan el picnic gourmet.

Cada vez más sofisticados

El refinamiento en los gustos (entre ellos los alimenticios), asombra por su difusión. También los consumidores locales se han vuelto más sofisticados. Y en gran medida, sofisticar un producto es adaptarlo a los gustos y necesidades particulares de un grupo humano determinado.

Del mismo modo que se atiende a las necesidades específicas de los pasajeros de aviones, a cada grupo humano (a cada “tribu urbana”), se le pueden ofrecer bienes a la medida de sus necesidades o preferencias.

Tomen, por ejemplo, a los vegetarianos. En los países desarrollados se calcula que entre el 4% y el 9% de la población es vegetariana. El porcentaje está creciendo y las pautas de conducta se exportan hacia los países en desarrollo. Sin embargo, ¿cuántos restoranes vegetarianos conocen en Rosario?

Verde que te Quiero Verde también se dio cuenta de que eran pocos, así que abrió en el Palace Garden con esa consigna: alimentar a la tribu vegetariana. En su carta es posible encontrar una decena de sándwiches sin rastro alguno de jamón. ¿Sándwich de rúcula? Sí, existe. Y se vende bien.

De acuerdo, ya hay restoranes para vegetarianos, algún bar temático de música o deportes, clubes para enófilos y un par de restoranes étnicos. Pero eso es todo. ¿Quién atiende a las demás tribus? Algo huele a negocio.