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Tecnología Verde

“Donde hay un problema, hay un negocio”, he aquí una profunda verdad económica. Resuelvan el problema y encontrarán dinero. ¿Y qué mayor problema que el ambiental, con sus secuelas de calentamiento global y agotamiento de fuentes de energía no renovables? Es un enorme problema. Ergo, aquí debe haber un enorme negocio.

Pero no confíen en mi palabra. Confíen en la de John Doerr. “Cuando John habla, la gente escucha”, dice Mark Heesen, Presidente de la Asociación Nacional de Capital de Riesgo de los EEUU.

Doerr es, precisamente, un capitalista de riesgo. Un inversor. Pero no uno del montón. Es, posiblemente, la persona que más merecería el mote de “gran partero del Silicon Valley”, por haber ayudado a nacer a empresas como Sun Microsystems, Compaq, Lotus, Genentech, Netscape, Amazon y Google, entre otras “PyMEs” norteamericanas.

No se puede decir que el hombre no tenga olfato y buen ojo. Después de una meteórica carrera en Intel, Doerr terminó llevando a la firma de inversiones Kleiner Perkins Caulfield & Byers, al cielo de los inversores en tecnología informática.

Sin embargo, algo diferente atrae ahora su atención (y su dinero): las tecnologías verdes. Escuchen a Doerr: “La conciencia ambiental es la madre de todos los mercados. La presión demográfica en las mega-ciudades del mundo en desarrollo, el crecimiento de China e India, la preocupación por el calentamiento global y el alto y creciente costo de los combustibles fósiles, hacen que el mundo ponga a las soluciones ambientales al tope de las prioridades”.

Algo más para venderles a los chinos

No es el único en ver esta tendencia. Los capitalistas de riesgo norteamericanos invirtieron, sólo el año pasado, US$ 1.600 millones en “tecnologías limpias”, un 35% más que en 2004. Ya no es una elección ser rentable o “verde”. Hay que ser ambas cosas.

El área de tecnologías limpias incluye productos y procesos relacionados con la purificación del agua y el aire, las energías renovables y los combustibles alternativos, entre otros.

Doerr destaca que 2000 millones de personas en el mundo aún no tienen luz. Y que China se ha propuesto para el año 2010 obtener un 15% de su energía de fuentes renovables. La magnitud de la oportunidad es colosal. ¿Quién proveerá la tecnología para reducir el costo de la energía solar o eólica, que las ponga finalmente al alcance de la mayoría de los consumidores?

Empresas como Sunny Vale, Sun Power o Sun Tech Power, han hecho recientemente exitosas salidas a bolsa, lo que ha reforzado la confianza de los inversores. Pero no hay que pensar que las tecnologías verdes pertenecen sólo al glamoroso mundo desarrollado. Muchas no nos son ajenas. De hecho, una de las más promisorias y que con más vigor crece es relativamente sencilla y conocida para nosotros. Se llama Biodiesel, ¿les suena?

eremolins@surnorte.org.ar

Artículo publicado en La Capital