Avanzar para cumplir un objetivo empresarial o personal es como utilizar un navegador GPS. Un navegador no te preocupa diciéndote: “¿cómo es posible que estés tan lejos?” o “¿te diste cuenta todo lo que falta para llegar a destino?”.
El equipo simplemente toma nota de hacia donde quieres ir y cuál es el lugar en que te encuentras.
Luego comienza a guiarte.
Preocuparse por la posición actual que ocupas no tiene sentido. Es inútil y te quita energías. Lo que necesitas saber es en qué dirección se encuentra lo que estás buscando y comenzar a tomar todos los pasos que estén a tu alcance, en esa dirección.
Es impresionante lo lejos que se puede llegar cuando se avanza consistentemente y con perseverancia.
Si el objetivo es crear un estilo de vida (un objetivo tanto económico como personal), lo que sueles preguntarte es “¿estoy haciendo lo que me gusta?”.
Sin embargo, la peor trampa es pensar que es necesario alcanzar todo de un sólo golpe. En punto, en realidad, es ponerse en marcha.
La pregunta correcta es: “¿hacia donde estoy yendo?”.
Si te mueves en dirección contraria a tu objetivo no sólo estás perdiendo tiempo, sino que cada vez estás más lejos.
Si te mueves en la dirección correcta, cada minuto que pasa estás más cerca. Y si disfrutas ese acercarse permanentemente, puede que hasta el objetivo final pase a segundo plano.
El viaje se vuelve el objetivo.