A los 45 años, después de más de 20 años de dirigir orquestas, Benjamin Zander se dio cuenta que el director no produce ningún sonido.
Este súbito reconocimiento fue más que la constatación de un hecho obvio. En el caso de Zander lo llevó a una suerte de epifanía sobre el rol de los directores de orquesta: Se dio cuenta que “todo su poder depende de su habilidad de hacer poderosas a otras personas”.
Este descubrimiento tan sencillo llevó a un cambio profundo en su vida. El resultado está en el video. No se lo pierdan!
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