Hay cuatro características de personalidad básicas que van a influir en el modo en que desarrollas cualquier actividad económica:
- Tu capacidad para innovar (intuición),
- Tu sentido de la oportunidad o timming (percepción sensorial)
- Tus inclinaciones analíticas (introversión)
- Tu inclinación para relacionarte con otras personas (extroversión).
Estas inclinaciones definen el tipo de personalidad que tienes y sirven para identificar qué tipo de negocios o actividades económicas se te dan mejor y por lo tanto tienes más probabilidades de desarrollar exitosamente.
Sin embargo, la persona que propuso por primera vez estas inclinaciones no fue un profesor de negocios sino el sicólogo suizo Carl Jung.
Estas inclinaciones (y sus correspondientes habilidades) surgen de dos polaridades.
– La primera polaridad (Intuición – Sensación) está relacionada con cómo percibimos la realidad.
– La segunda polaridad (Introversión – Extroversión) está relacionada con dos tipos de actitudes u orientaciones y tiñen fundamentalmente toda nuestra vida de relación.
Jung propuso una tipología de personalidades, basada en ellas, que desarrolló a partir del estudio del I-Ching, el “libro de las mutaciones”, un influyente texto de sabiduría oriental y posiblemente el libro más antiguo del mundo.
Cada uno de ellos representa una forma distinta y especial de hacer negocios. Ninguna es mejor o inferior a otra, todo depende de nuestra personalidad, y todas son complementarias en cierta medida.
Las inclinaciones relativas de cada persona dentro de esas dos polaridades no sólo forman su personalidad sino que definen cuál es tu perfil emprendedor y por lo tanto tu camino personal para triunfar económicamente.
Los ocho perfiles son:
El Innovador
Es el maestro en el arte del desarrollo de productos. Es un creador nato.
Su pasión (y habilidad) principal está en crear nuevos productos y servicios, pero también estrategias o empresas.
Es un intuitivo, eso quiere decir que tiene gran facilidad para innovar y para ver el panorama completo, para tener la gran visión del producto, servicio, empresa o estrategia que quiere crear.
Sin embargo, eso significa también que suele tener poco apego a los detalles. Disfruta iniciando, no siempre finalizando, lo que se propone. Suele no ser bueno completando los proyectos.
Los Innovadores pueden ser de dos tipos: introvertidos o extrovertidos. El introvertido es un gran creador de productos y servicios.
El extrovertido, por su parte, tiene mayor tendencia a crear su propia empresa, a veces como vehículo para sus invenciones.
El Evangelista
Es el maestro en el arte de crear marca. Como el Arquitecto y el Innovador es un intuitivo y eso lo hace creativo. Pero a diferencia de ellos tiene una personalidad extrovertida y por lo tanto fuertemente orientada a las relaciones públicas y la interacción social.
Esto significa que disfruta y busca la exposición pública. De hecho, cuando el Evangelista brilla, atrayendo la atención, es cuando está dando lo mejor de sí.
“Evangelista no es un un título laboral.
Es una forma de vida” – Guy Kawasaki
El Líder
Es el maestro en el arte de conducir equipos. Es posiblemente el mejor gerente de todos los arquetipos. Si principal habilidad se encuentra en inspirar y brindar confianza a su equipo sacando lo mejor de cada persona.
Para liderar un equipo lo principal no es el grado de innovación y creatividad del líder (como el de un Arquitecto, un Innovador o un Evangelista). Tampoco una habilidad superior para detectar los datos y señales del mercado (como la de un Inversor, un Trader o un Negociador).
Lo esencial para conducir es la capacidad de relacionarse y de conectarse con los miembros del equipo. Transmitir confianza y generar espíritu de cuerpo.
El Negociador
Es el maestro en el arte de la negociación y los acuerdos. También tiene una copiosa agenda de relaciones y asociados de negocios, como el Líder, pero la usa no para vender o crear un equipo, sino para imaginar y cerrar negociaciones.
Compras y ventas de empresas (M&A), bienes raíces y los medios y la industria del entretenimiento son sectores especialmente propicios para ellos.
Mientras que los Evangelistas son caracteres extrovertidos que tienden a hacer que el mundo gire alrededor de ellos, los Negociadores son personalidades más atentas a los que lo rodean que a sí mismos.
Un Canciller estudia meticulosamente a su interlocutor en la búsqueda de indicios o información que pueda servirle en una negociación actual o futura.
El Evangelista HABLA, el Negociador ESCUCHA.
El Trader
El Trader es el maestro en el arte más antiguo de los negocios: el arbitraje. Su premisa en sencilla: comprar (donde o cuando es) barato y vender (donde o cuando es) caro.
Este arquetipo tiene un perfil totalmente sensorial. Eso quiere decir que percibe la realidad a través de sus sentidos y, a diferencia de los intuitivos, “cree lo que ven sus ojos”.
Es eminentemente práctico y puede vérselo en un rosario de actividades que van desde la actividad bursátil y financiera, hasta la venta al por menor de bienes de consumo.
El Inversor
Es un maestro en el arte de apostar a largo plazo. Cultiva la paciencia, tanto para decidir cuándo, como para encontrar el momento indicado para vender (invariablemente, mucho más tarde).
Es un acumulador nato. Por eso es factible encontrarlo como inversor bursátil (desarrollando lo que se conoce como “inversión de valor”), o como coleccionista de joyas u obras de arte.
Huele donde hay un activo que tiende a apreciarse. Sus estrategias son conservadoras para el que las observa de lejos.
Tiene una increíble sangre fría, indispensable para resistir cualquier tentación o situación estresante cuando los mercados bajan.
El Inversor saber capear los temporales y mirar SIEMPRE a largo plazo. Una cartera de largo plazo no se desarma por entrar en pánico en una crisis bursátil.
“El tiempo es amigo de los buenos negocios y enemigo de los mediocres” – Warren Buffett
El Optimizador
Es un maestro en el arte de administrar el dinero.
Si los Líderes son ideales para administrar equipos, los Optimizadores hacen lo propio con los flujos de dinero.
Absolutamente inclinados al análisis y los números por sobre las relaciones personales, son también en este aspecto la contracara de los Líderes.
Además, si un Negociador va creando un trato a fuerza de reuniones y almuerzos, el optimizador, cuando tiene algo que negociar, simplemente establece lo que tiene para ofrecer y para pedir, y el tiempo que dura la oferta.
Un Optimizador exitoso es alguien que se ha ingeniado para adquirir activos generadores de ingresos. A diferencia del Coleccionista no crea valor por la apreciación tendencial de esos activos, sino por la administración de los flujos de dinero que generan esos activos.
El Arquitecto
El Arquitecto es el maestro en el arte de diseñar y crear sistemas. Si el Inventor crea productos y el Evangelista marca, el Arquitecto crea sistemas.
Intuitivo e innovador, pone su creatividad al servicio de crear una forma de que su negocio funcione en piloto automático, o lo más parecido a eso que pueda.
Dado que el Arquitecto tiene tendencia reflexiva, prefiere también el análisis a la interacción personal. Si el Evangelizador pretende ser insustituible, el Arquitecto pretende todo lo contrario, que su negocio funcione con independencia de su presencia.
El Arquitecto exitoso es alguien que ha creado un eficiente sistema de producción, venta y distribución para un buen producto.