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La vida en rosa

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(mi columna para La Capital)

La cuenta es sencilla. Se calcula que en los países desarrollados el 80% de las decisiones de compra son tomadas por mujeres (incluyendo el 60% de las compras de autos y el 40% de las compras de acciones, en EEUU). Si se considera que el consumo representa aproximadamente dos tercios del producto de un país desarrollado, se concluye que las mujeres controlan al menos el 52,8% de las economías del mundo desarrollado.  A eso habría que sumarle, todavía, las decisiones de inversión tomadas por mujeres y  la igualmente considerable porción del consumo que deciden en los países en desarrollo.

Previsiblemente, a esta cuenta ya la han hecho  muchos.  Grandes empresas, como Volvo, que hizo desarrollar un automóvil (el Volvo YCC, Your Concept Car), exclusivamente por y para mujeres, o como Lufthansa, que edita Women´s World, una revista para viajeras frecuentes que ofrece paquetes pensados exclusivamente para ellas.

Pero es en el terreno de los pequeños negocios donde los “productos rosa” han surgido como hongos. En Bombay, una mujer puede tomarse un taxi de Forsche, la empresa fundada por Revathi  Roy,  una ex corredora de rally. A bordo disfruta de comodidades como toallas húmedas y talco perfumado, para refrescarse antes de una reunión, revistas femeninas y un combo completo de manicura.

Carlsberg, el gigante cervecero europeo, ofrece al público femenino  Karmi, una cerveza con muy bajo contenido de alcohol: 0,1%. Además, lejos del tradicional sabor amargo, se puede tomar en sus distintas versiones: Poema di caffe (sabor café),  Selua (piña colada) y Lamai  (frutas tropicales y menta). Los bebedores tradicionales de cerveza están horrorizados.

El consumo femenino es, perdonen la metáfora fácil, la madre de todos los mercados. Hay playas exclusivas para mujeres en Italia (La Spiaggia in Rosa ), bancos para mujeres en México, India,  Pakistan y Kenia (Mujer Banorte, Standard Chartered Bank, First Women Bank y Equity Bank) , talleres mecánicos para mujeres, atendidos por mujeres (Motor City Sales and Service, en Detroit) y una lista interminable de productos y servicios. ¿Ustedes qué agregarían?