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Inteligencia artificial aplicada al turismo

Las aplicaciones de algoritmos para predecir las preferencias de un cliente no son algo nuevo. Hace unos años Netflix organizó un concurso internacional con un millón de dólares de premio para el equipo que lograra mejorar en un 10% las predicciones de su propio sistema que sugiere películas al usuario. Algo similar hace Amazon y cualquier retailer online de cierto tamaño.

Hace poco se ha lanzado una interesante aplicación orientada al turismo: Troovel, una startup española que se asoció a la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) para incluir en su servicio de itinerarios turísticos un sistema basado en inteligencia artificial por el que se sugieren aquellas atracciones que se prevé que el cliente más va a valorar.

En realidad el sitio tiene dos fuentes de conocimiento para hacer sugerencias: las preferencias de otros viajeros anteriores (¿cuáles son los lugares más visitados en cada sitio?) y las propias del usuario. Para esto último es necesario que el usuario interactúe con el sistema para que este “aprenda” sus patrones y pueda predecir lo que le gustaría y lo que no.

Lo interesante de este caso es que abre un camino que puede ser mucho más amplio, de aplicaciones de software para reconocer tendencias y preferencias en una industria (la hospitalidad) que vive justamente de eso: satisfacer gustos, que incluso a veces no pueden ser explicitados correctamente por el cliente. Sabemos que algo nos gusta una vez que lo conocemos, pero quizás no lo hubiésemos previsto antes.

Este tipo de sistemas (algoritmos de predicción) nos permiten justamente eso: adivinar que es lo que le puede gustar al cliente aunque no lo exprese directamente. Desde el punto de vista de la empresa, ¿qué más se puede pedir? Y desde el punto de vista del cliente, tener la recomendación a medida y la posibilidad de llevarla en el móvil (descargando la app en Google Play) también es una gran ventaja.