“Innovar para (no) competir” fue el subtítulo (un poco provocador, lo admito 🙂 ), que le puse a una conferencia que di en Bogotá el año pasado.
Como en cualquier conferencia sobre innovación que doy, comienzo explicando que, en mi opinión, la innovación más que para ser “competitivo” sirve para no competir. Me explico: una forma de ver los beneficios que la innovación trae en la empresa es decir que hemos mejorado su competitividad, ahora estamos en una mejor posición con respecto a nuestros competidores. Esta es la visión clásica.
Otra forma de ver el mismo tema, sin embargo, es plantear que en realidad lo que estamos haciendo al diferenciar nuestros productos, procesos o la forma en que organizamos la empresa es REDUCIR nuestra competencia, porque lo que vendemos (o la forma en que vendemos), ya no es exactamente igual a lo que venden las otras empresas. Los economistas no nos cansamos de repetirlo: para que un mercado sea perfectamente competitivo los bienes que se venden en él tienen que ser idénticos, indiferenciados.
Por lo tanto, si lo que tratamos de hacer es diferenciar nuestro producto de la competencia lo que buscamos es tener menos competencia. Si nuestro producto es igual al de la competencia el cliente sólo mirará nuestro precio (el que tendremos que bajar constantemente). Si, por el contrario, es un bien casi “exclusivo”, el precio queda relegado a los últimos lugares como atributo a tener en cuenta. Por supuesto, entre estos dos extremos hay muchas estaciones intermedias.
Esto, entre otras cosas, es lo que explico en este video del micro de IDEA en el que me preguntaron por el contenido del taller que doy el 26/11/10. Aquí tienen más información del mismo: http://www.ideared.org/?id_contenido=133&id_actividad=752 Si les interesa pueden inscribirse en ese mismo sitio.
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