Saltar al contenido

Las 5 habilidades que necesitas para innovar en tu empresa

En el curso de mi carrera tuve la oportunidad de trabajar “de los dos lados del mostrador” en el negocio de la innovación: como consultor (asesorando) y cómo gerente o empresario (a cargo del día a día).

El interesante contraste que se da entre el asesoramiento “desde afuera” y la implementación de la innovación “desde adentro”, se relaciona con algunas pocas pero muy importantes pautas de trabajo. Esas pautas u orientaciones de trabajo hacen la diferencia entre el éxito y el fracaso en cualquier proyecto o iniciativa empresarial.

En otras palabras, una cosa es planificar y acompañar un proceso de cambio como consultor. Otra cosa es estar directamente a cargo de ese proceso de cambio. Para eso es necesario un set de habilidades diferente. No sólo hace falta capacidad de análisis o creatividad para proponer soluciones, incluso no alcanza con generar estrategias para implementar. Además es necesario liderar y adaptarse a un entorno que cambia permanentemente.

A mi criterio, estas son las cinco habilidades específicas más importantes para implementar un proceso de innovación en la empresa:

1. Persistencia. Siempre se dan dos pasos adelante y uno atrás. En cualquier campo, mucha más en la innovación donde la resistencia de la organización es un clásico. No hay que desanimarse y hay que sostener el esfuerzo. No se trata de trabajar 20 horas por día y hacer méritos para el ACV. Se trata de volver y volver y volver y volver sobre lo mismo. Sobre nuestros objetivos. “La gota horada la roca”, “tanto va el cántaro a la fuente…” o busquen el refrán que más les guste. Pero vuelvan sobre sus objetivos. Insistan.

2. Perspectiva. Cuando pasa un año, o dos o tres y se mira hacia atrás, se ve el camino que se ha recorrido. Se puede contrastar lo que se buscaba con lo logrado. Eso es perspectiva temporal. Cuando se ven los logros de nuestra área o grupo en comparación con la evolución general de la compañía se ve la importancia que tiene en el conjunto de la estrategia o rumbo de la empresa. Eso es perspectiva estratégica. Mantener la perspectiva ayuda a saber cuándo acelerar y cuando ralentizar la acción, qué priorizar y qué dejar en un segundo plano. No se puede hacer todo al mismo tiempo y tener perspectiva ayuda a definir.

3. Comunicación. Comunicar hacia afuera (otras áreas de la compañía o el grupo) y hacia adentro (al propio equipo) los avances y el estado de los proyectos del área es extremadamente valioso. Una o más presentaciones anuales que recapitulen lo planeado y lo obtenido hasta ese momento. Comunicar es organizar y dar sentido al trabajo. Permite valorar lo logrado, mejora la moral y refuerza el sentido de dirección del grupo. Es a la vez “tener todos en la misma página” y “mantener el ojo en el blanco”.

4. Flexibilidad. Tener la capacidad de adaptar los planes. Tener en cuenta los perfiles, gustos, preferencias y mayores habilidades de los miembros del equipo. Los técnicos de fútbol arman los equipos en base a sus ideas tácticas y también en base a las características de los jugadores con los que cuentan. Los gerentes también deben hacerlo. El mismo gerente con dos equipos diferentes puede y debe jugar distinto.

5. No forzar. Confiar. Dejar pasar. Son tres tips pero los pongo en el mismo lugar porque tienen que ver esencialmente con lo mismo: las relaciones humanas. No forzar significa que aunque estemos 100% convencidos del rumbo que debemos tomar y de lo que puede y debería aportar cada miembro del grupo, si hay demasiada resistencia más vale probar por otro camino o en tiempos diferentes. Demasiada presión no saca nada bueno.

Por otro lado la confianza en un grupo tiene una cualidad refleja. Para que confíen en vos es necesario confiar también. La confianza se percibe y es un camino de ida y vuelta. Aunque se asuma un riesgo y a veces nos salga mal. Es parte del precio. Pagalo contento.

Finalmente, dejar pasar. No todo se puede o se debe criticar u observar. De lo contrario la cuerda a veces se tensa demasiado. En ciertos y específicos casos lo más adecuado es tolerar. Cuántas veces y en qué casos es conveniente hacer la vista gorda es más un arte que una ciencia.