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Esto me daba mucha culpa

Me pasó miles de veces. 

Una empresa me contrataba como consultor para resolver un problema. 

Me explicaban cuál era el problema y también que no habían logrado resolverlo ellos, obviamente. 

Solían agregar algo acerca de la “pasividad” de los empleados, su “falta de compromiso”, etc. 

A veces había una gran frustración en el dueño o el directivo porque sentía que era el único que se preocupaba por el tema. El resto sólo quería cobrar a fin de mes. 

Indefectiblemente la historia terminaba así: 

  1. Yo pedía permiso para ver cómo se hacía el trabajo en el área de la empresa donde estaba el problema y tener contacto con los empleados
  1. Hablaba con ellos sobre el problema
  1. Me daban una respuesta al problema
  1. Le transmitía la respuesta al directivo o dueño
  1. Presentaba la factura por mis servicios

Esto me daba mucha culpa al principio. 

En parte por que tengo doce años de colegio católico, entonces casi todo me da culpa. 

Pero en parte porque era muy obvio que el mérito de la idea era de ellos. De los empleados.

Por eso nunca intenté ocultarles a los directivos que la respuesta provenía de su propia gente. 

Eso solía confundirlos un poco. 

Me decían: “¿por qué no nos dijeron eso a nosotros?”

La versión de los empleados era diferente: “lo dije muchas veces y no me prestaron atención”. 

Lo sabemos todos los consultores, muchas veces nos pagan por decir lo que la empresa (alguien de la empresa) ya sabe. 

El problema es que el dinero lo ganan los consultores. 

Y deberían ganarlo los empleados.

Con promociones, aumentos de sueldo, incentivos o lo que sea.

Quizás estás en la posición de los empleados a los que no escuchan.

Y luego ven como el mérito se lo lleva un tipo que estuvo unas semanas en la empresa.

Quizás odies a los consultores como yo. No te culpo.

En realidad yo soy el que tiene culpa. O mejor dicho tenía.

Por que hubo un momento en que decidí hacer las cosas más justas. Y enseñarle a los que trabajan en las empresas cómo PRESENTAR SUS IDEAS.

Cómo lograr que los escuchen y que les otorguen la autoridad que le dan a un consultor.

El mérito debería ser tuyo, no nuestro.

¿Quieres saber como se hace?

Muy simple: disfrazándote de emprendedor.

No de consultor, de emprendedor.

Adoptando la actitud de esos startuperos que tanto admiran en tu empresa.

Ojo, quizás no te lo dicen. Pero lo hacen. Los admiran.

Así como tampoco te dicen que des ninguna idea, pero en realidad las están esperando.

Hay mucho en la web sobre cómo actúan y qué estrategias usan los emprendedores que tienen éxito vendiendo ideas. Vendiendo proyectos.

Puedes encontrar todo lo que necesitas ahí.

O si quieres hacerlo más rápido y más eficiente, puedes probar esto.

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