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Empresas de tecnología y LIPs ¿importa la localización?

“Soy un inversor en nuevas empresas. Lo he sido durante los últimos 19 años. Ayudo a la gente a crear y desarrollar empresas de tecnología. Lo hago desde la ciudad de Nueva York, que no es el lugar más fácil para esto. Pero está mejorando.”

Así comienza la breve autobiografía que Fred Wilson, socio gerente de Union Square Ventures, colgó en su blog: A VC (Un Inversor de Riesgo).

La verdad es que esa declaración sorprende. ¿Nueva York no es “un lugar fácil” para crear una empresa de tecnología? Y ¿entonces, qué lugar lo es?

La mayoría de las personas vinculadas a los negocios tecnológicos tardaría una décima de segundo en decir: San Francisco. En realidad, lo que los americanos llaman The Bay Area, la bahía que rodea a la ciudad de los tranvías. Para que sea más claro y preciso aún: el Silicon Valley.

De acuerdo, no hay ningún lugar en la tierra que tenga un clima tan agradable ni un ecosistema tan desarrollado para crear software, hardware o una compañía de Internet.

Pero, ¿acaso Nueva York es un lugar atrasado? ¿Tiene problemas de conectividad? ¿Escasea el talento universitario o los ingenieros graduados de grandes universidades? ¿Es difícil encontrar un financista en el centro financiero más importante del mundo?

Me pregunto lo que todos ustedes se están preguntando en este momento: si Nueva York no es un lugar fácil para estos negocios, ¿al resto que le queda?

Lo que Wilson dice, sin embargo, no es más que un consenso bastante generalizado, en los EEUU y fuera de ellos.

Paul Graham es el fundador de Y Combinator, posiblemente la incubadora de empresas más famosa del famoso Silicon Valley. Suele aconsejar a los emprendedores que apadrina: “consideren mudarse al Bay Area apenas comenzadas las operaciones. Pueden operar desde otro lugar, por supuesto. Pero hay una razón para que haya tantos emprendedores en este lugar de California. Piensen en eso.”

¿Cuál es esa razón, entonces? ¿No estábamos eufóricos porque Internet había borrado todas las distancias? ¿No decíamos que ahora cualquiera podía emprender, en Santiago, Rio, o Kuala Lumpur?

Si y no, en realidad. Es cierto que las posibilidades se han multiplicado exponencialmente para aquellos que viven fuera de los grandes centros económicos del mundo. Pero también lo es que la pista principal del show sigue estando en California… y pocos lugares más.

Boulder, Colorado, es un centro de empresas que viene creciendo a buen ritmo, así como su reputación. Boston, con la sobreoferta de científicos y academicos de Harvard y el MIT que tiene, también. Se pueden mencionar dos o tres más. Eso es todo.

La concentración de los negocios de Internet, en particular y a contramano de la creencia popular, podría deberse a varios factores, según Ben Parr, editor de Mashable, uno de los blogs de tecnología más leídos del mundo.

El identifica estos cuatro:

  1. El talento se aglutina geográficamente. Si quiero comenzar una empresa unipersonal, puede que de lo mismo desde donde opero. Pero si necesito socios o talento para contratar, no es lo mismo cualquier lugar. San Francisco abunda en talento ingenieril, así como Nueva York desborda de financistas. Cada ciudad del mundo tiene su propio stock de talento (el que va creando con la formación que desarrollan sus universidades) y también un flujo de talento (gente talentosa que llega la ciudad… o que se va).
  1. Las reuniones en persona siguen contando. Por más que reemplacemos muchas de ellas con un cóctel de Skype, LinkedIn, Twitter y Facebook, un café cara a cara aún no tiene un sucedáneo perfecto. Sea con un socio potencial, un financiador, un futuro empleado o un competidor que podría transformarse en aliado.
  1. Asociaciones. Muchas empresas de Internet requieren para su desarrollo de asociaciones con tradicionales empresas de “ladrillos y cemento”. Y estas últimas tienden a ubicarse en grandes centros económicos.
  1. Felicidad. Este es el más extraño de los factores de éxito de una ciudad. La explicación de Parr es que hay ciudades (o barrios), que amamos y otros que llegamos a odiar. Si no estamos a gusto en el lugar donde vivimos, eso se va a reflejar en la calidad de nuestro trabajo. No podemos ni empezar a pensar en satisfacer las necesidades de nuestros clientes cuando no estamos ni siquiera satisfechos nosotros mismos. Extraño, pero buen punto.

Este último sería el lado sentimental de los negocios. Probablemente el que más pesó para que Fred Wilson (el del comienzo), se decidira a hacer negocios en un lugar tan “desfavorable” como Nueva York.

Posiblemente es el mismo motivo por el que Maya Elhalal decidiera ser una consultora y emprendedora web desde Tel Aviv, Israel. De hecho Maya suele comenzar sus presentaciones con una serie de mapas que muestran, con aproximaciones sucesivas, dónde queda Israel exactamente. Se sabe: los americanos (destinatarios de esas charlas) no son muy fuertes en geografía.

Pero también es posible que Maya use sus mapas para reforzar uno de sus puntos favoritos: ella se define a sí misma como una LIP (Location Independent Professional o Profesional Independiente de la Localización).

Ser un LIP (o un PIL, en español), implica poder desarrollar una profesión, aprovechando tanto Internet, que uno pueda vivir en un sitio relativamente apartado (e inclusive no totalmente tranquilo), como Israel.

El concepto es seductor, especialmente para mí. Aunque mis sueños suelan llevarme más hacia la costa noroeste del Mediterráneo, que hacia Medio Oriente.

En suma, para crear el próximo Google (o algo mucho más modesto), sí es cierto que es mejor preparar las valijas y enfilar hacia “las calles de San Francisco”, como hizo el argentino Santiago Siri, para asegurarse que su flamante Popego tenga destino de NASDAQ.

Pero el sueño de ser un LIP, con Internet y todos sus nuevos artilugios, es mucho más asequible.

(publicado en la edición de Abril de Rosario Express)