“Tantas veces anunciado, su despido terminó sorprendiendo por el momento y por la forma. ¿Su futuro político lo une a Hermes Binner?
Fue como el cuento del lobo. Justo cuando no creíamos que iba a aparecer, apareció. Y se comió al mejor ministro del gabinete. Probablemente el principal actor del resurgimiento argentino post 2002.
Aunque las líneas centrales del ordenamiento económico no parezcan estar en riesgo, el cambio presenta otros matices. Un Ministerio más permeable a los deseos y al estilo del Presidente ¿de qué modo afectará la relación con los empresarios? ¿Hasta qué punto la inicial percepción negativa del cambio que se vio en Washington, Brasilia, Madrid y tantas otras capitales, afectará la relación de Argentina con sus vecinos y aliados?”
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