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6 secretos para crear una mentalidad emprendedora

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Esto que voy a contarte es una de esas cosas que además de útiles son sorprendentes. Es un conjunto de seis principios, recomendable sin reservas para cualquier emprendedor o emprendedora, actual o en potencia, y que fue escrito originalmente por un grupo que fue en su momento muy influyente.

Algunos los consideraron una secta y otros, una escuela de pensamiento. Tuvieron su momento de gloria e influenciaron a la clase política y económica más importante. Sin embargo, con el tiempo fueron cayendo en el olvido.

Lo que vas a leer es un verdadero tesoro, escrito por personas que creían que el mundo era plano, pero que, misteriosamente, sabían cosas que sólo los avances en neurología, sicología, economía y administración, harían evidentes muchos siglos más tarde.

¿Cómo fue posible? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Sólo sabemos lo que escribieron y quiénes fueron los miembros de la escuela, fundada por un gurú nacido hace 2300 años.

Esta filosofía, más antigua que el cristianismo, propone 6 preceptos que son útiles también para guiar a los emprendedores en sus carreras. Sorprendente como pueda parecer, contiene la misma información que hoy disponemos a partir del desarrollo de la psicología y la economía modernas.

Esa sabiduría antigua, sin embargo, está maravillosamente presentada en frases simples, contundentes y profundas. Es un verdadero tesoro.

¿Cuál es esa filosofía, dónde apareció y qué es lo que propone? Déjame que te lo cuente.

Hace un tiempo me encontré por casualidad con un artículo del Dr. Randy Borum, un psicólogo forense y profesor de la Universidad de South Florida que presentaba algunas de las ideas más importantes de los estoicos, como principios rectores para los deportistas de combate.

Los estoicos fueron una escuela filosófica de la Antigua Grecia, que floreció en Atenas durante el período helenístico y fue fundada por Zenón de Citio en 301 AC. Fue muy influyente en su tiempo, especialmente entre los guerreros espartanos y más tarde la élite romana. Su búsqueda principal, sin embargo, giraba alrededor de la felicidad, lo que hace felices a las personas.

Conociendo de antemano la información básica sobre los estoicos, comencé a leer el artículo con curiosidad por saber cómo se aplicaba su filosofía a la práctica del boxeo o las artes marciales. Lo que iba a descubrir, sin embargo, era mucho más sorprendente.

A poco de comenzar a analizar el material uno se da cuenta que los mismos principios estoicos pueden ser aplicados tanto para el éxito en el combate, como para el desarrollo exitoso de empresas.

¿Extraño? Puede ser, pero de hecho esos antiguos principios coinciden asombrosamente con lo que pregonan actualmente grandes empresarios, teóricos del management y los últimos desarrollos en neurología y ciencias de la conducta.

Es tan precisa la correspondencia que impresiona.

Uno se pregunta cuál es la fuente de esta información para que haya estado disponible tanto para personas que existieron en la época en que se creía que la tierra era plana, como para quiénes cuentan con los beneficios de investigar el cerebro y la conducta utilizando resonadores magnéticos.

Pero esto no es lo más importante. Lo realmente relevante es QUÉ DICEN esos principios y cómo pueden ser aplicados en la vida de un emprendedor.

Estos son los seis principios:

1. Primero dite a ti mismo lo que vas a ser. Luego, haz lo que tengas que hacer. Epícteto.

Definición clara de objetivos y determinación. ¿No es eso lo que nos dicen que hace la diferencia? Definir claramente un objetivo (si es posible por escrito), incrementa dramáticamente las posibilidades de alcanzarlo.

No es autoayuda, es sentido común. Sin claridad de objetivos no sabemos a donde vamos. Nuestra mente no sabe qué queremos de ella o de la vida.

Definir primero qué queremos ser (fíjate que no dice “cuánto queremos ganar”), permite que luego podamos definir qué es lo que tenemos que hacer para alcanzarlo.

2. Tu vida es lo que tus pensamientos hacen de ella. Marco Aurelio.

Lo dice un emperador romano, no Deepak Chopra. ¿Se entiende? Los pensamientos dan el tono de nuestras vidas. Son la guía. Prefiguran lo que luego va a transformarse en la realidad de nuestras vidas.

Por eso es tan importante el punto 1. Decirse a uno mismo qué va a ser, qué quiere ser, equivale a desarrollar eso que otros denominan “la visión”.

Los pensamientos no tienen porqué estar expresados solamente en palabras. De hecho, la mente tiende a pensar en imágenes. Las impresiones sensoriales le dan fuerza y permanencia a los conceptos que manejamos en nuestra mente.

Por lo tanto, pensar qué queremos ser y sostener esos pensamientos de manera dominante (en forma de conceptos, imágenes o la forma que nos sea más natural), por sobre otros, es lo que nos acerca a nuestros objetivos, Lo que va a hacer realidad nuestra visión.

Más aún, visualizar (objetivos o eventos) es una técnica que utilizan hoy los mejores deportistas (con mucha frecuencia en el golf) pero que está avalada por el trabajo y los avances de la psicología deportiva y la neurología. Tiger woods, Michael Jordan y muchos otros han empleado esta técnica con éxito.

De todas maneras, lo importante aquí es que recuerdes: tu vida es lo que tus pensamientos hacen de ella. Define lo que quieres ser y piensa de acuerdo a ese ideal o visión. Sostén y clarifica permanentemente esa visión.

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3. Lo que nos perturba no son las cosas, sino cómo las vemos nosotros. Lo que importa no es lo que te ocurre, sino cómo reaccionas a eso. Epícteto.

Este principio es fundamental para poder manejar los avatares y problemas que, indefectiblemente, todos encontramos en el camino. Esto es lo que nos da la capacidad de la perseverancia. Lo que nos da serenidad.

Una cosa es la realidad objetiva (lo que nos sucede) y otra lo que nosotros interpretamos de esos hechos. En buena medida lo que percibimos como “realidad” es una interpretación. Es el filtro coloreado con el que observamos las cosas.

Que un fracaso sea algo “malo”, por ejemplo, es sólo una interpretación. No lo sabemos. Puede que sea la semilla de algo mejor.

Grandes inventos (como la penicilina), surgieron por accidentes de laboratorio y hasta el Viagra surgió del intento por crear una droga para el corazón. Muchas de las grandes empresas actuales (Federal Express o Apple, por ejemplo) estuvieron en algún momento al borde de la bancarrota, a veces en las etapas tempranas de su vida.

Un fracaso puede ser un aprendizaje.

Obviamente, no tenemos control sobre todo y quejarnos o lamentarnos por aquello que sucede fuera de nuestro control es una pérdida de energía y de foco. Recuerda: concentra tus pensamientos en lo que buscas, no en lo que te aleja de ello.

4. Tienes poder sobre tu mente, no sobre los eventos externos. Date cuenta de esto y encontrarás fortaleza. Marco Aurelio.

Está muy ligado con lo anterior. Lo que está sin dudas bajo nuestro control es nuestra mente. Aunque controlarla sea uno de los trabajos más duros del mundo.

Controlar lo que pensamos y cómo interpretamos los sucesos que enfrentamos en la vida (en la vida empresaria, por ejemplo), es lo más cerca que estaremos nunca de controlar nuestra experiencia.

Eso afecta nuestras posibilidades de éxito, por supuesto. Pero el camino que nos lleva a él está plagado de incertidumbres y eventos ajenos a nuestra voluntad. El único poder que tenemos está dentro nuestro y es la base de nuestra fortaleza.

5. Estar en todos lados es no estar en ningún lado. Séneca.

Foco. Concentración. Es monotasking más que multitasking. La mente humana tiene la capacidad de procesar unos 110 bits de información por segundo. Solamente escuchar a una persona dando una conferencia consume unos 60 bits por segundo de esa capacidad de procesamiento.

Tenemos un recurso valioso que hay que saber utilizar sabiamente. ¿En qué lo vamos a utilizar?

Enfocarse en una actividad requiere cierto gusto y placer por esa actividad. La concentración deviene así naturalmente.

Esto es lo que los sicólogos denominan estado de flujo o “estar en la zona”. Entrar en un estado en que todo lo demás no importa, el tiempo pasa sin darnos cuenta. Estamos totalmente concentramos en el Ahora, en lo que estamos haciendo en este momento. No estamos ni en el futuro, previendo el resultado de nuestras acciones, ni estamos en el pasado, lamentándonos por algo que hemos hecho mal o por algún error que cometimos.

También puede interesarte: Qué es el estado de flujo y cómo puede hacerte feliz en el trabajo.

El trader de acciones está enfocado en su pantalla, igual que el programador. El vendedor, está totalmente entregado a la presentación que está haciendo y el negociador se halla absorto en cómo lograr un acuerdo.

No tienen la mente dividida, están en un sólo lugar y en un solo momento. Aquí y ahora.

6. Controla tus pasiones, no sea que se venguen de ti. Epícteto.

Equilibrio y serenidad. Cualquier empresario de éxito los tiene y los recomienda. ¿Y cómo se obtienen? En parte tomando distancia entre lo que nos sucede y nuestros propios estados de ánimo.

Por supuesto, uno puede reaccionar a una pérdida con dolor y es natural hacerlo. Pero hay una diferencia entre expresar naturalmente el dolor y entregarse a la depresión o la ira porque las cosas no son cómo uno quiere.

Los estoicos decían que hay que distinguir entre lo que podemos controlar y lo que no. Lo primero podemos intentar cambiarlo y lo segundo hay que aceptarlo.

Por otro lado, las emociones son como ondas, mientras más alto es el pico, más profundo viene a ser luego el valle. La serenidad que mantengamos en el fracaso, por ejemplo, está relacionada también con el equilibrio que tengamos en el éxito. Y viceversa. Cuando las cosas salen bien, celebrarlas, pero con equilibrio. De ese modo los fracasos nos encontrarán mejor parados.

En pocas palabras: limitar los extremos de nuestras emociones.

Esto no quiere decir que no tengamos pasiones, entendidas como un llamado, una vocación, un placer por hacer ciertas actividades. Significa que no conviene dar rienda suelta a emociones extremas, porque terminan cobrándose su precio con el tiempo. Odio, miedo o ansiedad intensas, son enemigos del juicio claro para tomar decisiones.

¿Se imaginan a Richard Branson tomando una decisión por miedo? ¿O a Warren Buffett actuando por ansiedad?

Cada gran empresario de la historia ha seguido, a veces por conocerlos intuitivamente, la mayoría de estos principios. Los aplican con naturalidad, sin pensarlo.

Para el resto de nosotros, tener esta lista a mano y repasarla a menudo puede ser una gran ventaja. Es como llevar un tesoro en el bolsillo.